lunes, 7 de octubre de 2019

Crisis climática
por Andrea Palma


El fenómeno

Imaginémonos que pasaría en cada una de nosotras, todas tenemos una temperatura que va entre los 36,5 y 37 grados en condiciones de buena salud. Qué pasa cuando sube 0,5 grados. En casi cualquier promedio clínico estamos frente al inicio de la fiebre. Si llegamos a 38 grados, lo que sería 1,5 grados más de temperatura, en casi todos los casos nos empezamos a sentir mal, nos duele la cabeza, arriesgamos deshidratación y algunas funciones vitales corren riesgo. Si subimos 0,5 grados más, lo que es 2,0 grados más, nos encontramos definitivamente frente a varios riesgos clínicos de que alguno de nuestros órganos colapse o bien que nuestro cerebro deje de funcionar y colapse en una meningitis.

Eso es lo que le está pasando a la tierra, no se trata de cómo cambia el clima de cada día, o las estaciones del año. Estamos frente a un estado de fiebre del planeta. Se trata de que la temperatura anual promedio sube 1,5 grados.

Algunos mensajes claves:
- Cambio Climático es un problema de desarrollo económico
- El cambio climático requiere de la colaboración de todos, todos estamos afectados, todos estamos involucrados
- El cambio climático nos obliga a pensar todas las cosas de nuevo, pues afecta todas las áreas de nuestro modelo de vida
- El cambio climático es la crisis más grade que haya enfrentado la humanidad

Qué podemos hacer como hijas de Dios
Como hijas de Dios debemos cuidar lo que tenemos. La tierra nos fue dada en equilibrio y al ser parte de la tierra ese desequilibrio nos afecta a todos. No usemos nuestra libertad para endurecer nuestros corazones. Dios cuidará de nosotras y necesita que seamos generosas y bondadosas cuando nos provea.

Este problema comienza en el corazón del hombre quien se ha hecho individualista y consume sin medida los recursos, quiere proponer un desarrollo sin límites en un mundo con recursos limitados. Pidamos a Dios un corazón nuevo y una mente renovada.

Avancemos hacia una sociedad en la que el corazón de Dios se refleje.

Busquemos en Dios la respuesta que hace falta, pongamos a disposición nuestros dones para que Dios pueda proveer la respuesta que detenga el calentamiento global. Pongámonos a disposición de Dios creyendo que Dios puede hacer un milagro. No hay iniciativa pequeña, hagamos nuestra parte!

“Entonces oí la voz del Señor que decía: —¿A quién enviaré?
 ¿Quién irá por nosotros? 
Y respondí: —Aquí estoy. ¡Envíame a mí!”
(Isaías 6:8 MVI)