miércoles, 15 de julio de 2020


Quédate en Casa


Elizabeth Palma Gallardo

!Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos!  Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová; Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo.  Aun el gorrión halla casa, Y la golondrina nido para sí, donde ponga sus polluelos, Cerca de tus altares, oh Jehová de los ejércitos, Rey mío, y Dios mío.  Bienaventurados los que habitan en tu casa; Perpetuamente te alabarán. Selah. Salmos 84:1-4 (RVR 1960)


En estos casi cuatro meses de confinamiento y cuarentena una de las frases que más hemos escuchado es “Quédate en casa”, la hemos escuchado en distintos tonos, desde una invitación hasta una obligación. Se la hemos escuchado a autoridades sanitarias, políticas y hasta a parte de nuestra familia.

Meses antes de la pandemia, cuando estábamos inmersos en nuestras actividades, sin tiempo para nada, lo que más anhelábamos era poder estar un día en casa tranquilos; si nos sentíamos enfermos, nos decían quédate en casa y casi de manera automática al otro día nos sentíamos mejor. Desde siempre se ha visto (o al menos en la mayoría de los casos) que las personas perciben la casa, como un lugar donde guarecerse, donde sentirse seguro, donde poder renovar las fuerzas, encontrar cariño, etc.

Abraham, Moisés, David y muchos otros hombres y mujeres de la Biblia veían a Dios como su refugio, torre fuerte, su más alto escondite, su roca firme, el lugar donde sus vidas realmente estaban seguras, al igual como nosotros hoy vemos nuestras casas.

Después de leer el libro de los Salmos, podemos deducir que para el rey David, la casa de Dios tenía un lugar predilecto. Más de 25 veces, menciona la casa de Jehová, y al hacer referencia a este lugar lo hace de una manera muy especial implicando que es uno de sus lugares favoritos y queridos por él. Solo como una pequeña muestra, el salmo 27:4 dice “Una cosa me he propuesto y esa he deseado, estar en la casa de Dios todos los días, para contemplar la hermosura de Dios y para inquirir en las Escrituras”. El Salmo 23:6 dice “Y en la casa de Jehová morare por largos días”. Ahora lea el salmo 84:10 “Porque mejor es un día en tus atrios, que mil fuera de ellos. Escogería antes estar en la puerta de la casa de mi Dios”.

Qué impactante pensamiento: ¡Dios como nuestro hogar, una casa espiritual! Lo que indica que en Su presencia podemos estar tranquilos, renovar nuestras fuerzas, ya que Él sabe todo de nosotros, hasta nuestros más íntimos pensamientos. Así como en tu casa te sientes libre aún para andar sin zapatos por la sala o cualquier lugar de ella, en Dios tú también puedes andar en plena libertad sin temor a ser juzgado, ten la seguridad de que, en Jesús, Dios quiere ayudarte, cuidarte y bendecirte.

Por tanto, hoy en medio de la situación que estamos viviendo queremos renovar la invitación a quedarte en casa, a que te acerques confiado para recibir de Él la fuerza, guía y sabiduría que necesitas para tu diario vivir. Dios no solo quiere ser tu Señor y Pastor, también quiere ser tu morada, no solo un lugar de fin de semana o un salvavidas de último momento, Dios quiere que te quedes en casa.

Salmos 90:1 Señor, tú nos has sido refugio de generación en generación.

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