Por Pamela Martinez
“Y por qué
se preocupan por la ropa? Observen cómo crecen los lirios del campo. No
trabajan ni hilan; Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y
mañana es arrojada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de poca fe? Así que no se preocupen diciendo: “¿Qué
comeremos?” o “¿Qué beberemos?” o “¿Con qué nos vestiremos?” Más bien, busquen primeramente el reino de
Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. Por lo tanto, no se angustien por el mañana,
el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas.”
Mateo 6:28, 30-31, 33-34 NVI
Sin duda, este
es uno de los tiempos más inciertos que nos ha tocado vivir a nivel mundial,
pero así ha sido la historia del mundo desde los primeros siglos: enfermedades,
guerras, destrucción y muerte. Nuestra realidad es la realidad de todos: sin
distinción de personas, religión y etnias, ricos y pobres, todos hemos sido
trastocados. La vida de millones de personas está cambiando, en muy poco tiempo.
Todo esto nos lleva a relucir lo que realmente somos y lo primero que surge son
nuestras inseguridades, miedos y temores que cada uno de nosotros vive en forma
personal y familiar, por las circunstancias en las que vivimos. Es imposible
para todo ser humano, no experimentar la preocupación y angustia actuales,
cuando es el trabajo y la familia, lo que está siendo remecido, cuando hasta
ahora, estos eran el piso que nos sostenían y nos daban tranquilidad.
Cuando leemos
los versículos que nos convoca, podríamos decir: Dios no nos entiende ni conoce
nuestras necesidades o simplemente, Dios no existe. Pero cuando recordamos el
propósito de su muerte en la cruz, podemos no solo pensar en que su sangre nos
dio salvación eterna y que perdonó nuestros pecados, si no que también tomó
nuestras vidas para darnos plenitud en Él y
la abundancia de su amor. No podemos olvidar que somos nosotros el
objeto de su amor y que, a través de su sangre derramada, nos dio vida y junto
con ello todas las cosas.
Si hemos sido
llamadas hijas, la invitación es justamente a aprovechar este tiempo de
aislamiento impuesto a buscar en intimidad la presencia de nuestro Padre, el
cual no hará otra cosa que recibirnos y darnos Su paz, esta que tanto
necesitamos en tiempos de angustias y tristezas. Aunque es difícil, y exige de
nosotras un esfuerzo mayor en disciplina y fe, quiero invitarlas a que dejemos
a sus pies toda nuestra ansiedad y despojémonos de todo sentimiento que nos
pesa. Y cuando nos veamos ligeras de nuestras cargas, podremos ver a Dios en
nuestras vidas. Busquemos con intensidad su paz y su amor y todas las otras
cosas vendrán por añadidura, porque Él tiene cuidado de nosotras. Y entonces, podremos
experimentar un crecimiento verdadero en nuestra fe.
Jesús le dijo a
sus discípulos que en este mundo tendrían aflicciones, pero que confiaran,
porque él había vencido al mundo. Dios no nos ha abandonado, porque Él es el
Dios que, antes de cualquier otra cosa, está.
No quiero
terminar sin antes sugerir que vivamos este tiempo juntas. Por favor, si
sientes angustia, pena, temor, no te aísles en tus pensamientos, no vivas solo
esos momentos, en que sientas que la presión es demasiada. Llama a una amiga o
amigo, a un hermano o hermana, a un Pastor o Pastora. Pero por favor, no te
encierres en ti misma. El Señor nos ha hecho familia. No estamos solas. Tú, no
estás sola. A lo mejor, esta es la hora en que mas que nunca, debemos ser de
bendición unas a las otras. Unos a los otros.
Recuerda, no
estás sola.
“Desarrollar
una fe robusta, es padecer grandes tribulaciones. He aprendido a tener una fe
fuerte al mantenerme firme en medio de las más severas pruebas” (Jorge Müller).
Qué hermosa reflexión Pamela!!!
ResponderBorrarNos alienta a confiar y descansar en el Señor!
Gracias!!!
Gracias por tu reflexión, es cierto en que en momentos como estos nuestra tendencia es a aislarnos en nuestros propios miedos e inseguridades, perdemos de vista em hecho de que tenemos un padre que nos ofrece plenitud lo cual incluye satisfacer todas nuestras necesidades. Gracias. Saludos Pamela.
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