miércoles, 17 de junio de 2020



Bajo sus alas estarás segura/o.


Claudia L. Mardones Bahamonde
El que habita al abrigo del Altísimo
    se acoge a la sombra del Todopoderoso.
 Yo le digo al Señor: «Tú eres mi refugio,
    mi fortaleza, el Dios en quien confío».
Solo él puede librarte de las trampas del cazador
    y de mortíferas plagas,
 pues te cubrirá con sus plumas
    y bajo sus alas hallarás refugio.
Salmo 91: 1-4 a

Qué maravillosas imágenes emplea el salmista para hacer alusión a la protección que tenemos en nuestro amado Dios. Una protección que experimentamos al vivir nuestras vidas en Dios, es decir, cuando dedicamos todo lo que hacemos, independientemente de qué actividad sea, a Él y cuando tomamos consciencia de que en cada pensamiento y cada acción de nuestra vida Él está presente, y que siempre está disponible para nosotras/os.
Es probable que hayas leído este salmo interpretando que como hijas/os de Dios nunca pasaremos situaciones difíciles y que Dios nos librará de todo mal. Pero la verdad es que eso no es tan así. Los que amamos a Dios también podemos experimentar momentos de dolor. Este salmo expresa una creencia habitual de una determinada época de la historia del pueblo de Israel, y es la idea de que el justo será prosperado, por eso este tipo de literatura está presente en la Biblia. Sin embargo, cuando el pueblo comenzó a conocer mejor quién era Dios y cómo actuaba, comprendió que aquellos que buscamos a Dios y le amamos, también podemos sufrir acontecimientos y situaciones muy dolorosas, como lo demuestra la historia de Job, tal vez algunos/as lo recordarán. Job fue un hombre justo que sufre todo tipo de calamidades, pierde todo, se mueren sus hijos, se enferma, y al final de todas sus desgracias, “su esposa le reprochó: ¿Todavía mantienes firme tu integridad? ¡Maldice a Dios y muérete! (Job 2:9) La incorporación de relatos como el de Job, permiten una profundización mayor en cuanto al trato de Dios con la humanidad. Los hijos/as de Dios podemos pasar por tiempos de crisis y experimentar el dolor, sin embargo, Dios siempre estará a nuestro lado para sostenernos. Si nos acercamos a Dios y buscamos su presencia, sentiremos esa seguridad y protección que solo Dios puede darnos, independientemente de la situación que debamos enfrentar.
Es muy interesante el uso de figuras o metáforas, ya que nos ayudan a profundizar nuestra comprensión sobre aspectos o situaciones que a veces son más complejas. ¿Han escuchado la frase “llueve sobre mojado”? Tal vez les suene por la canción de Joaquín Sabina y Fito Páez, o como un dicho popular, pero no importa. La frase hace alusión a una serie de acontecimientos negativos que ocurren en un mismo período, la idea de que cuando las cosas andan mal, pueden estar peor, ya que sucede otro acontecimiento que complica mucho más la situación actual.
Para muchos, la situación que vivimos actualmente se percibe como que “lloviera sobre mojado”. El año pasado, estábamos preocupados por la gran crisis climática que vivíamos como humanidad, y recién comenzábamos a tomar consciencia de ello, cuando surge, lo que algunos han llamado, el estallido social. Cerrábamos el año con esa dura realidad marcada por un descontento general y la demanda de mayor justicia en nuestro país. Apenas comenzaba el 2020, nos enteramos de la existencia del COVID-19 que, desde entonces, ha transformado toda nuestra rutina y quehacer familiar, laboral y que está modificando las actividades no solo de nuestro país sino del mundo. Reacomodarse a este escenario es complejo, con la pandemia ya estábamos bastante mojados, haciendo alusión a la figura antes mencionada. Sin embargo, nos “llueve sobre mojado”, porque ahora se nos vienen las consecuencias económicas de todos estos cambios a nivel local y mundial. Los expertos señalan que este virus impactará la economía mundial ya debilitada. Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), se estima de se producirá una contracción del Producto Bruto Interno regional (PBI) de -1,8 %, lo que generaría un aumento en la tasa de desempleo de un 10%. Esto, inevitablemente, haría crecer el número de personas pobres en América Latina y el Caribe. La CEPAL señala lo siguiente:
Estas cifras podrían hacer crecer el número de pobres en la región que pasaría de los 185 millones actuales a unos 220 millones, sobre un total de 620 millones de habitantes. Por su parte, el número de personas que viven en la pobreza extrema ascendería de 67,4 millones a 90 millones”1
No es muy alentador el panorama que debemos enfrentar, pero no pretendo agobiarles con esta información. Lo que intento hacer es que piensen en que no importa lo duro y angustiante que sea la situación que debamos enfrentar, siempre podemos acercarnos a Dios y sentir su protección, cobijarnos bajo sus alas y encontrar refugio. Es probable que sientas que la situación que te toca vivir, en lo personal, es más dura que las que enfrentan otras personas, pero recuerda que Dios estará a tu lado para cubrirte mientras todo pasa. Será como cuando las aves cubren a sus polluelos bajo sus alas y los protege de la lluvia y el frío. Así hará Dios con nosotros. Es probable que siga lloviendo sobre mojado, pero no te preocupes Él te seguirá cubriendo.
Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno
    porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta”
Salmos 23:4
Que la angustia no nos supere, el Señor está al lado de quienes confían y creen en Él, y será Él mismo quien nos acompañará en medio de las crisis y nos dará una salida. Dios no nos promete no pasar por valles tenebrosos, de oscuridad e incertidumbre, pero sí promete estar con nosotros siempre.
¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar?
En Dios pondré mi esperanza y todavía lo alabaré.
    ¡Él es mi Salvador y mi Dios!”
Salmo 42:5

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