“Cuidando la salud mental de tus hijos y
familia”
por Elisa Labbé Matus
El estrés puede ser un gran detonante para el debut de enfermedades
físicas y mentales. Los adultos en general tienen formas de canalizar sus
emociones, pero para los niños y adolescentes puede ser muy complejo, por ello
es importante que los padres modelen adecuadamente la mejor forma de responder
al estrés, especialmente cuando no es posible modificar la situación en forma
inmediata, por ejemplo, perdida del empleo, robos, continencia social o lo que
se vive en la actualidad, una pandemia. La Biblia nos insta a confiar en Dios
en estas circunstancias y enfrentarlas con algunas ideas: “La palabra suave
aplaca la ira, pero la palabra áspera hace subir el furor…la lengua apacible es
árbol de vida…” (Prov. 15:1, 4) “Deja la ira, desecha el enojo, no te
excites en manera alguna a hacer lo malo” (Salmos 37:8). Es muy difícil estar siempre bien,
por ello ser honesto es un primer paso, reconocer que no podemos reaccionar
siempre bien, y pedir a Dios su ayuda cada día. “Encomienda a Dios tu
camino, confía en El y El hará” (Salmos 37:5).
Por esta razón como padres se debe hacer un
esfuerzo para mantener un clima cálido y de contención de las emociones con
nuestros hijos. Una buena manera es sentarse a conversar con ellos cada día y
escuchar sus preguntas, atender a sus temores. Como familia pueden establecer
una rutina que sea satisfactoria para todos, siendo flexibles cuando sea
necesario. Es importante acordar los tiempos de alimentación (de preferencia
juntos como familia), hora de dormir y despertar, hacer ejercicios, tiempo en
el computador o televisión, compartir las tareas del hogar. Es relevante: Mantener
los canales de comunicación de la familia abiertos, y disminuir el estrés de
las noticias.
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Si
el problema familiar o social, involucra a sus hijos hable de la situación una
vez al día, idealmente después de comer juntos (ni antes ni durante la comida),
escuche sus opiniones y evite enojarse si ellos piensan diferente.
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Si
como padre se siente enojado, exprese con tranquilidad su emoción y pida
retirarse de la mesa para meditar su molestia, respire hondo o salga un momento
para pedir a Dios sabiduría para entender lo que sus hijos están tratando de
comunicar. Nunca corte los canales de
conversación, no use la violencia física o verbal o ignorar a su hijo para
establecer su punto de vista. Así esta enseñando “dominio propio” al expresar
adecuadamente sus emociones (Prov. 25:28)
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Si
es necesario corregir alguna conducta de su hijo, se recomienda conversar con
la familia para explicitar lo que se espera de la conducta de su hijo, un
ejemplo, que realice solo sus tareas del colegio o coopere lavando la loza una
vez por semana. Determinar las conductas que no son deseables en el hogar como
beber alcohol, no respetar los horarios, etc. Escriba con su cónyuge e hijos una lista definiendo
las faltas leves, moderadas y graves definiendo de antemano cual sería un
castigo adecuado. Por ejemplo: decir un garabato es una falta moderada que
recibirá como sanción no usar el celular por un día. Si se repite la conducta
se aumenta la cantidad de días. Esta lista se puede colocar en un lugar visible
para que sirva de guía para toda la familia. La misma lista puede servir para
premiar las conductas deseadas, por ejemplo, si realiza su cama todos los días
en forma autónoma recibirá al finalizar la semana su postre favorito o un libro
que el niño elija.
Equipo
Semejantes, 2020
Referencia Bibliográfica:
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Wright
N., (2013), “Controle sus emociones”, Ed. Unilit.
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Townsend
J., (2006) “Limites con los adolescentes”, Ed Vida.
-
Stott
J., (2010), “El discípulo radical”, Ed. Certeza unida, cap. 6, pág. 83
-
León
J., (2005), “Psicología pastoral de la depresión”, Ed. Kairos, cap. 6, pág. 157
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