viernes, 24 de abril de 2020


“Cuidando la salud mental de tus hijos y familia”

por Elisa Labbé Matus

El estrés puede ser un gran detonante para el debut de enfermedades físicas y mentales. Los adultos en general tienen formas de canalizar sus emociones, pero para los niños y adolescentes puede ser muy complejo, por ello es importante que los padres modelen adecuadamente la mejor forma de responder al estrés, especialmente cuando no es posible modificar la situación en forma inmediata, por ejemplo, perdida del empleo, robos, continencia social o lo que se vive en la actualidad, una pandemia. La Biblia nos insta a confiar en Dios en estas circunstancias y enfrentarlas con algunas ideas: “La palabra suave aplaca la ira, pero la palabra áspera hace subir el furor…la lengua apacible es árbol de vida…” (Prov. 15:1, 4)Deja la ira, desecha el enojo, no te excites en manera alguna a hacer lo malo(Salmos 37:8). Es muy difícil estar siempre bien, por ello ser honesto es un primer paso, reconocer que no podemos reaccionar siempre bien, y pedir a Dios su ayuda cada día. “Encomienda a Dios tu camino, confía en El y El hará” (Salmos 37:5).
Por esta razón como padres se debe hacer un esfuerzo para mantener un clima cálido y de contención de las emociones con nuestros hijos. Una buena manera es sentarse a conversar con ellos cada día y escuchar sus preguntas, atender a sus temores. Como familia pueden establecer una rutina que sea satisfactoria para todos, siendo flexibles cuando sea necesario. Es importante acordar los tiempos de alimentación (de preferencia juntos como familia), hora de dormir y despertar, hacer ejercicios, tiempo en el computador o televisión, compartir las tareas del hogar. Es relevante: Mantener los canales de comunicación de la familia abiertos, y disminuir el estrés de las noticias.
-          Si el problema familiar o social, involucra a sus hijos hable de la situación una vez al día, idealmente después de comer juntos (ni antes ni durante la comida), escuche sus opiniones y evite enojarse si ellos piensan diferente.
-          Si como padre se siente enojado, exprese con tranquilidad su emoción y pida retirarse de la mesa para meditar su molestia, respire hondo o salga un momento para pedir a Dios sabiduría para entender lo que sus hijos están tratando de comunicar.  Nunca corte los canales de conversación, no use la violencia física o verbal o ignorar a su hijo para establecer su punto de vista. Así esta enseñando “dominio propio” al expresar adecuadamente sus emociones (Prov. 25:28)
-          Si es necesario corregir alguna conducta de su hijo, se recomienda conversar con la familia para explicitar lo que se espera de la conducta de su hijo, un ejemplo, que realice solo sus tareas del colegio o coopere lavando la loza una vez por semana. Determinar las conductas que no son deseables en el hogar como beber alcohol, no respetar los horarios, etc.  Escriba con su cónyuge e hijos una lista definiendo las faltas leves, moderadas y graves definiendo de antemano cual sería un castigo adecuado. Por ejemplo: decir un garabato es una falta moderada que recibirá como sanción no usar el celular por un día. Si se repite la conducta se aumenta la cantidad de días. Esta lista se puede colocar en un lugar visible para que sirva de guía para toda la familia. La misma lista puede servir para premiar las conductas deseadas, por ejemplo, si realiza su cama todos los días en forma autónoma recibirá al finalizar la semana su postre favorito o un libro que el niño elija.  

Equipo Semejantes, 2020
Referencia Bibliográfica:  
-          Wright N., (2013), “Controle sus emociones”, Ed. Unilit.
-          Townsend J., (2006) “Limites con los adolescentes”, Ed Vida.
-          Stott J., (2010), “El discípulo radical”, Ed. Certeza unida, cap. 6, pág. 83
-          León J., (2005), “Psicología pastoral de la depresión”, Ed. Kairos, cap. 6, pág. 157

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