jueves, 16 de abril de 2020


Violencia Intrafamiliar (VIF) una crisis empañada por la crisis sanitaria.


Claudia L. Mardones Bahamonde

¿Cómo enfrentar la crisis sanitaria generada por el virus COVID-19? ¿Qué mediadas son las más apropiadas para proteger a la población en general? Los científicos, por un lado, trabajan contra el tiempo para encontrar una vacuna efectiva y, por otro lado, los Estados implementan medidas de aislamiento social e imponen cuarentenas para ganar tiempo y encontrar la mejor manera de hacer frente al virus y dar protección a la población, mientras analizan cuáles serán los verdaderos efectos de esta pandemia a nivel social y económico. No obstante, el COVID-19 nos ha hecho olvidar la realidad que vivían otras personas antes de que enfrentáramos esta crisis, personas en situaciones de vulnerabilidad que, a diario, enfrentan peligro al interior de sus propios hogares.
“El coronavirus golpea tres veces a la mujer: por la salud, por la violencia doméstica y por cuidar de otros”, destaca un titular de las noticias de la Organización de las Naciones Unidas ONU[1]. Una de las medidas más implementadas contra la crisis sanitaria es el aislamiento social al interior de los propios hogares. Para algunas mujeres, el hogar dista mucho de ser un lugar de seguridad, ya que en su interior deben convivir con aquella persona que ejerce una violencia psicológica o física sobre ellas. En el mismo reporte, Dubravka Simonovic, relatora especial de la ONU sobre la violencia contra la mujer, señala: "Para demasiadas mujeres y niños, el hogar puede ser un lugar de miedo y abuso. Esa situación empeora considerablemente en casos de aislamiento, como los bloqueos impuestos durante la pandemia del COVID-19”. Por su parte, Carolina Cuevas, ministra de la Mujer y Equidad de Género señaló[2] que la violencia intrafamiliar (VIF) ha aumentado en Chile y el mundo en general. Según cifras entregadas por el Ministerio público[3] a comienzos de abril, la VIF bajó un 18% en marzo de 2020 en comparación a marzo del año 2019, pero se registran 14 denuncias más de femicidio que en 2019.
Es al interior de sus casas donde muchas mujeres corren el peligro de encontrar la muerte. Durante los periodos de cuarentena, se agudizan los conflictos familiares y es más difícil hacer denuncias de violencia al tener al agresor todo el día al interior del hogar. El caso de las mujeres es uno en particular, pero también están: los ancianos, los niños, los grupos minoritarios, los migrantes y los refugiados, por mencionar a otros de los grupos más vulnerables de la población. La situación crítica de muchas de estas personas no ha cambiado, siguen sufriendo y enfrentando sus propias crisis y es necesario que no las olvidemos y busquemos instancias para apoyarles pese a la distancia física.
En la Biblia, hay un relato de una mujer llamada Noemí que debe enfrentar diferentes crisis.  Una de ellas es una grave crisis climática que la hace migrar junto a su familia al territorio de Moab. Esta crisis genera una gran hambruna en el territorio de Judá, durante el periodo de los jueces, por lo que la migración es forzosa para ellos. En ese lugar, deben adaptarse a una nueva cultura y reconstruir sus vidas. Durante su permanencia en Moab, sus dos hijos se casan con mujeres moabitas. Pasado unos años, Noemí enfrenta una de las mayores crisis de su vida, pierde a su esposo y, posteriormente, a sus dos hijos. No sólo enfrenta el dolor de quedar sola emocionalmente, sino que debe enfrentar una situación social crítica. En la época que vivió Noemí, una mujer para poder sobrevivir necesitaba la protección y el sustento de un familiar varón. En medio de su soledad y desamparo social, después de diez años en Moab, decide regresar a Judá, porque ha oído que Dios está proveyendo en ese lugar a su pueblo.
Rut 1:6 Nueva Versión Internacional (NVI)
Noemí decidió regresar de la tierra de Moab con sus dos nueras, porque allí se enteró de que el Señor había acudido en ayuda de su pueblo al proveerle de alimento.
Al parecer, la situación por la que dejó Judá había cambiado, Dios estaba proveyendo nuevamente alimento, por lo que Noemí migró a su pueblo de origen. Pero, no regresó sola, su nuera, Ruth, no la abandonó en ningún momento y juntas volvieron a Judá. Allí Dios restituyó a estas dos mujeres y suplió sus necesidades.
¿Por qué traer esta historia a colación en medio de nuestro contexto y en esta reflexión que apela a no olvidar a aquellos que están en contextos de crisis personales, como son las mujeres que viven VIF?
Porque el ejemplo de Noemí trae a la luz dos ideas que podrían servir para animar a quienes se sienten abandonados en medio de esta crisis.
La primera de ellas es la decisión de esta mujer de volver a Judá, al pueblo escogido de Dios, porque escucha que Dios ha oído a su pueblo y les está ayudando. Noemí está consciente de su realidad, la asume, pero decide hacer algo para cambiarla. No tiene a quien más recurrir, sabe que está sola, pero también sabe que ella es parte de ese pueblo de Dios, por lo que decide volver.
La segunda idea es que Noemí apelará al derecho de levirato (Deut. 25:5-10). Esta ley buscaba conservar y mantener la descendencia del pariente difunto, pues la descendencia era muy importante para el pueblo hebreo de la época, pero a la vez permitía, a las mujeres del Cercano Oriente antiguo, contar con un guardián o tutor legal en caso de quedar viuda y desprotegida. Esto es muy importante, porque, si bien confiaba en Dios, nos hace notar que Noemí conocía sus derechos sociales y apelaba a ellos para recibir la bendición que Dios quisiera darle.
Estas dos ideas, en nuestro contexto actual, de crisis social, política, económica y sanitaria, son muy relevantes, porque nos llevan a pensar en que debemos buscar a Dios, sabiendo que él puede hacer algo por la situación personal y mundial que atravesamos. Pero también es necesario que nos movilicemos, que hagamos algo para modificar la situación en la que nos encontremos. Hay ocasiones en la que será necesario tomar medidas concretas, sobre todo si eres una mujer que se encuentra en una situación de violencia doméstica, o si conoces a otra mujer que vive en esta condición. Las animamos a no guardar silencio, sino más bien a visibilizar esas situaciones de maltrato ejercida, ya sea por la pareja o por algún otro familiar, y si es necesario denunciar o llamar al fono 1455 de Orientación de Violencia contra la Mujer.
Si te sientes identificada con Noemí, desprotegida, vulnerable y en medio de una crisis personal que te agobia, y que debido a la crisis sanitaria del COVID-19 la sensación de desprotección aumenta, te animamos a que te acerques a Dios en este momento y descanses en él, contando con tus propias palabras todo lo que sientes. Pero también te animamos a no guardar silencio y pedir ayuda.
Por otra parte, aquellos y aquellas que no estemos inmersos en contextos de violencia doméstica, no debemos olvidar, en medio de la crisis sanitaria mundial, a las personas que sí lo están, como son algunas mujeres. Ellas siguen necesitando apoyo emocional, material, y espiritual, y sobre todo ayuda concreta en medio de este tiempo de cuarentena. Que el distanciamiento físico no sea un abandono social, por el contrario, que permita fortalecer los lazos de comunicación a través de los diferentes medios de comunicación y las redes sociales de las que disponemos hoy.

1 comentario:

  1. Muchas gracias por la reflexión Claudia, no podemos, no debemos dejar fuera de nuestras oraciones este sufrimiento que muchas personas: hombres, mujeres y niños pueden estar viviendo estos días de cuarentena. NO los olvidemos, necesitan también nuestras oraciones.

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